Sunday, October 22, 2006

Dos Extraños

así somos cuando nos miramos y no observamos nada. cuando me das la mano y la suelto en mi andar. los momentos se convierten en momentos de otros, porque ya no te conozco y tú ya no quieres conocerme. como dos extraños seguiremos caminando solitarios, sin siquiera recordar aquellos sucesos que nos unieron y que clavaron nuestros corazones.

dirás hasta nunca tal vez, y me obligarás a hacerlo también. repitirás que es lo mejor, pero cuándo la distancia fue menos amarga que extrañarte con llantos y lágrimas descontroladas. lo construiste todo para luego derribarlo. y qué hago ahora con escombros y con ganas de dar fin al recuerdo que tengo de ti. maldigo las debilidades en que te otorgué mi confianza, porque así lo quería, porque así lo creía. todas las ilusiones son vagajes de los sueños cuando se transforman en traicionares respuestas ajenas.

si pretendías matar, lo hiciste con el alma. si lo que querías es alejarte, lo lograste de un modo cruel. ya no hay vuelta atrás en la rueda del destino. tu ausencia no conforma el tiempo en que tengo que esperar a que decidas dar término a la situación. ¿dónde quedaron las conversaciones, las caminatas, tus ayudas, tus consejos? todo se esfuma cuando menos te logro distinguir a lo lejos. Aquella presencia que se necesita, pero no se puede lograr por la cobardía de no dar un paso y no dos para atrás.

entre olvido y dolor te reconoceré. sé que los fantasmas vienen por las noches y que en el día se disfrazan de desconocidos. desde que te fuiste puedo pensar en lo que desee. pero para qué quiero sentimientos vagos, si lo que poseía ya lo perdí. engañar a los pensamientos sólo sirve cuando un adiós es realmente eso. y yo todavía no convenzo al corazón que todos los cuentos compartidos terminan con un triste final.

entre tanto me vestiré de luto por la muerte de una complicidad que espero de vuelta y sin retorno...



Wednesday, October 11, 2006

El poeta nunca existió

Bajo su vanidad y resplandor,
el poeta nunca existió.
Detrás de aquella máscara decrépita y desahuciada,
se hallaba un ser que no sabía nada de rimas o prosas.

Le divertía disfrazar quimeras y retóricas
para encantar a los eruditos.
Pero no todos ven más allá de sus reflejos
y palabras vestidas de cultas no son más que eso.

Tenía el don de crear melodías pegajosas.
De mostrar altanería y revolución.
Sus manos eran de fuego y hierro
y su corazón de palo y trizas.

Su supremacía y omnipotencia
lo convertían en un dios de público expectante.
No obstante, el actor nunca será
un personaje más importante que quien le aplaude.

Y entre méritos y medallas,
el soldado se hace poseedor de riquezas.
Así como el poeta gana la guerra,
y su escudo se enchapa en vencidas letras vacías.

El poeta nunca existió,
porque no es su mano la que plasma desangramiento,
ni el corazón el que siente,
sino el mercado el que consume lo que quiere escuchar.

Así es fácil vomitar cursilerías.
Es romper las emociones por hacerlo
¿Y cuándo deja de ser un placer cortar cebollas?
¿En qué tiempo finaliza la celebridad a cambio de la humildad?

El autor de la explosión de sentimientos no volverá.
Ese crimen ya es de otro asesino.
Son ahora las letras más importantes que el compositor.
Y ya no importa lo que dicen, mas si su mera aparición.

Las noches serán para los románticos,
la muerte para los sobrevivientes.
Pero que cada detalle de un martirio,
se los dejen al poeta que nunca existió.

Los grandes maestros de la lírica
se dedicarán a delirar enardecidos,
porque ha fallecido la pasión
y nadie la ha venido a reclamar, ni rescatar.

El fantasma querrá volver a vivir.
Entre tumbas y muerte,
ansía la vida de volver a la identidad.
Lo que nunca fue, quiere ser.

Pero las flores marchitas,
ya no pueden volver a retomar el aroma que poseía.
El pasado deplorable entre páginas se queda.
Lo que nunca existió, la esperanza no lo devuelve.

Y es así como el autor de las líneas,
se quedó sin perfil.
Sin enmudecer jamás,
el viento acarició muy fuerte la valentía dormida.

Pero cuando deja sus alas fluir por el aire,
cuando las lágrimas son sacrificio al dolor
y cuando la vehemencia explosiona,
el poeta es un Fénix.

Entonces ya no se habla de experiencias predecibles.
No se tienta a lo incorregible y banal.
Simplemente se renace de las tinieblas,
Y se vuelve a la luz de las escrituras.