Tuesday, August 14, 2007

Tiempo al reloj

Si lo ves venir, deténlo y no dejes que se escape. Pregúntale por qué se había demorado tanto en pasar por tu lado. Hacia tiempo que te la pasabas sentado mirando cómo los demás lo recibían mientras tú, desesperanzado, te preguntabas cuándo llegaría la suerte a tu motor vital.
Cuando observabas que la flor comenzaba a evadir su olor, te percataste que el agua no es el único elemento para mantenerla viva, sino darle un significado latente para que no muera en la memoria.
Manténlo despierto. No permitas que en un momento te pille desprevenido y no seas capaz de conservarlo. Hay sentimientos que nacieron para ser tesoros invaluables, pero no todos son piratas para poder robarlos. Existen otros que simplemente son esclavos del viento.
Todo nace de una microcélula. El hacerla crecer es alimentar la noción de saber que algo es correspondido, no por una conexión, no por un magnetismo, sí por una engranaje, sí por una mirada.
Es un ciclo, un círculo vicioso, es buscar un nombre en la brisa pasajera, en un cajón y en letras disimuladas. Es guardar los recuerdos fuera de la mente y dejar de creer en las lógicas y realidades. Es estar marcado por el orgullo y bajar los escudos. Es olvidarse de la memoria y coincidir en presentes.
Múdate a otro mundo. El extraño pasajero no viene a quedarse en una realidad, por el contrario, viene a instalarse en tu creativa imaginación. Necesita de detalles originales para no apartarse de tu camino.
Ya no es un desconocido. Es tan sólo que extrañabas cuán feliz te hacía tenerlo a tu lado.