así somos cuando nos miramos y no observamos nada. cuando me das la mano y la suelto en mi andar. los momentos se convierten en momentos de otros, porque ya no te conozco y tú ya no quieres conocerme. como dos extraños seguiremos caminando solitarios, sin siquiera recordar aquellos sucesos que nos unieron y que clavaron nuestros corazones.
dirás hasta nunca tal vez, y me obligarás a hacerlo también. repitirás que es lo mejor, pero cuándo la distancia fue menos amarga que extrañarte con llantos y lágrimas descontroladas. lo construiste todo para luego derribarlo. y qué hago ahora con escombros y con ganas de dar fin al recuerdo que tengo de ti. maldigo las debilidades en que te otorgué mi confianza, porque así lo quería, porque así lo creía. todas las ilusiones son vagajes de los sueños cuando se transforman en traicionares respuestas ajenas.
si pretendías matar, lo hiciste con el alma. si lo que querías es alejarte, lo lograste de un modo cruel. ya no hay vuelta atrás en la rueda del destino. tu ausencia no conforma el tiempo en que tengo que esperar a que decidas dar término a la situación. ¿dónde quedaron las conversaciones, las caminatas, tus ayudas, tus consejos? todo se esfuma cuando menos te logro distinguir a lo lejos. Aquella presencia que se necesita, pero no se puede lograr por la cobardía de no dar un paso y no dos para atrás.
entre olvido y dolor te reconoceré. sé que los fantasmas vienen por las noches y que en el día se disfrazan de desconocidos. desde que te fuiste puedo pensar en lo que desee. pero para qué quiero sentimientos vagos, si lo que poseía ya lo perdí. engañar a los pensamientos sólo sirve cuando un adiós es realmente eso. y yo todavía no convenzo al corazón que todos los cuentos compartidos terminan con un triste final.
entre tanto me vestiré de luto por la muerte de una complicidad que espero de vuelta y sin retorno...