Desentrañar los pedazos.....
A veces quisiera desgarrarme de a poco. Sacar cada pedazo de melancolía que atrapa sueños, destruye alegrías y tienta a rellenar lágrimas para evitar el olvido. Otras ocasiones, menos extremistas, pero no por eso menos drásticas, quisiera volver a empezar, a sentir esas intenciones altruistas de dar sin esperar, de vivir sin tener que existir y de encontrar esas indispensables razones que dejaban al corazón abierto y a las ilusiones indefensas.
Tentar al destino a caer en mi fortuna, sería aplazar mi no- enfretamiento hacia mis propias soluciones. No obstante, mi cobardía recae y se conforma en luchar de día, mas no en períodos. El intento es pobre, dejar pasar a los agresores de la estabilidad es más cómodo que levantar mi mano en signo de poder y decir: "BASTA". Puede ser que deje de creer en mí más tiempo en que el yo dejó de creer en mí misma.
También cerré los ojos por un momento, porque dicen que en la oscuridad y en completa soledad, se puede, a veces, hallar una fórmula que soporte tantos problemas. ¿Desde cuándo la falta de valentía no ha provocado que ingenuamente crea que, de brazos cruzados, el tiempo no cura las heridas o que soy un fraude de mis propias virtudes? ¿será que tampoco me encuentro tan inútil como lo describo, pero aún así poco osada?
Quitar los cimientos que impiden que mis pies salgan a flote, las cenizas del fuego que se extinguió mientras el viento desataba su furia contra la leña. Eliminar las telarañas, despertar y levantar los brazos, que no sea uno el que alce su puño inspirado en fortaleza, sino dos árboles que echan sus raíces y mantienen su posición y poder. Encarar el triunfo y las derrotas, poseer el don de levantar y sostenerme mi cabeza cabizbaja. Aferrarme a mis hermanos de vida, a los sucesos, a las entrañas, a lo esencial, a lo superficial...
Desgarrar en fin, lo que en un barco impide que navegue más fuerte y rápido, todo lo que sobre y que no es importante, todo lo que me detenga y me frene ante la mira del horizonte. Todo lo que no sea suficiente y lo que atente a formar una identidad íntegra y placentera...
Quitar los cimientos que impiden que mis pies salgan a flote, las cenizas del fuego que se extinguió mientras el viento desataba su furia contra la leña. Eliminar las telarañas, despertar y levantar los brazos, que no sea uno el que alce su puño inspirado en fortaleza, sino dos árboles que echan sus raíces y mantienen su posición y poder. Encarar el triunfo y las derrotas, poseer el don de levantar y sostenerme mi cabeza cabizbaja. Aferrarme a mis hermanos de vida, a los sucesos, a las entrañas, a lo esencial, a lo superficial...
Desgarrar en fin, lo que en un barco impide que navegue más fuerte y rápido, todo lo que sobre y que no es importante, todo lo que me detenga y me frene ante la mira del horizonte. Todo lo que no sea suficiente y lo que atente a formar una identidad íntegra y placentera...