Con todas las inspiraciones y las lágrimas,
sólo se es capaz de escribir sentimientos mediocres.
De esos que no tienen sentido,
pero sí bellas metáforas que nadie entiende, porque no dicen nada.
Un vacío de profundidad en las letras,
un eco sin respuesta aparente ni directo.
Una historia incompleta que nunca comenzó,
y una situación que avanza gradualmente.
El rostro que no vuelve a mirar de igual forma.
La escoba puesta en manos de otro,
provoca que la conciencia cambie el rumbo establecido.
Los caminos se vuelven más indepedientes y riesgosos.
La aceptación por parte de los conservadores de lo impuesto,
convoca a que la pasión del triunfo tome colores rojos y fuertes.
Sin seguir una línea, ni postura intelectual,
se puede llegar a luchar por los principios, más que por las convicciones.
Mientras unos convocan a las musas,
otros tan sólo siguen el ritmo de las manos ahogadas.
Observando como se va formando la falsa poesía
y la astucia de sílabas y vocales unidas en un hermoso lazo.
Tan sólo existe un interpretador de las rimas,
un alma gemela y un duplicado de la razón.
Falsa poesía aquella que no tiene sentimientos en el cuerpo,
y que planea no llevarse a la acción valiente.
No se trata de crear revolución con las palabras,
es sólo romper con el sistema de la estabilidad.
Conseguir el quiebre de los silencios muertos
y manifestar las expresiones vigentes del interior.
Enaltecer el desahogo,
abrir los caminos obstaculizados,
lograr hacer del mundo un sueño,
y del sueño, una poesía.